Después de haber visto mi trabajo... aquí me tenéis...
(el de la camisa azul en la foto)
Soy un apasionado de la fotografía con más de 10 años de experiencia capturando momentos especiales en bodas, comuniones, eventos y deportes. Desde que compré mi primera cámara, la fiebre por aprender y mejorar sigue presente día tras día.
Mi estilo es muy NATURAL, donde menos es más. Creo en la simplicidad y la autenticidad. Cada fotografía cuenta una historia única y me esfuerzo por transmitir la esencia real de cada momento.
Los retratos son mi debilidad. Conseguir que en la imagen se refleje la personalidad, que la luz y el entorno favorezcan a las personas que tengo delante. Mi objetivo principal es inmortalizar esos momentos clave, creando recuerdos que perduren para siempre.
Recientemente, un cliente me describió como un fotógrafo que hace su trabajo de manera discreta (añadió, "que no molesta"), casi invisible. Al oírlo me sentí muy orgulloso, ya que refleja fielmente mi forma de ser y trabajar. Quiero conseguir el mejor resultado sin ser un entrometido, respetando a todos los profesionales con los que trabajo en cada proyecto y con un toque proactivo para que todo salga de la mejor manera posible.
La cortesía, el respeto y la colaboración son valores que considero fundamentales. Mi prioridad es el trabajo en sí mismo, centrado en la calidad y en la satisfacción de mis clientes. Estoy comprometido a proporcionar un servicio que no solo capture momentos excepcionales, sino que también refleje mi dedicación a ser un profesional discreto, eficaz y sobretodo HUMANO en cada proyecto.
Disfruto sumergiéndome en montones de fotografías en papel. Siempre aconsejo a mis clientes, amigos y familiares que elijan una caja y la llenen con fotografías en papel, ya sea de alta calidad o más simples, pero en papel. La clave es que esa caja esté siempre a mano. ¿Por qué? Porque esa caja será la culpable de generar momentos mágicos a su alrededor después de comidas o cenas en familia o con amigos, reviviendo recuerdos junto a tus seres queridos. Para mí, una caja vacía es el regalo perfecto que puedes hacerle a alguien. Recuerda esa película o serie en la que ocurre un desastre y siempre aparece un trozo de una fotografía, un pedacito de recuerdo, de emoción, de un ser querido... Ese fragmento de fotografía en papel, rayado, quemado y roto se transforma en un objeto con un valor incalculable. Es como tener un tesoro de momentos, emociones y personas que trascienden el tiempo.
